EL ENFOQUE TRANSGENERACIONAL Y PSICOGENEALÓGICO
CONOCIENDO SOBRE
EL ENFOQUE TRANSGENERACIONAL Y PSICOGENEALÓGICO
de la Dra. Anne Ancelin-Schützenberger
Antigua resistente, tanto teórica como mujer de acción, abierta a todas las innovaciones, psicoanalista, analista de grupo – una de las primeras terapeutas que utilizó el psicodrama de Moreno en Francia – y profesora emérita de psicología en la universidad de Niza, donde dirigió durante más de veinte años el Laboratorio de psicología social y clínica, en otro tiempo colega de Jacques Lacan y de Françoise Dolto, se convirtió en una celebridad en el mundo entero cuando, habiendo ya comenzado la segunda mitad de su vida, publicó un libro que iba a convertirse en un best-seller: "¡Ay mis ancestros!"
Para muchos psicoterapeutas, fue ella la que introdujo la dimensión transgenealógica en su práctica con un acontecimiento preciso: el síndrome de aniversario. Nos ha parecido lógico abrir esta serie de entrevistas a través de una conversación con esta gran mujer.
La psicogenalogía comprende numerosas teorías y escuelas de pensamiento. Pero es, sin duda, a la Dra. Anne Ancelin-Schützenberger a quien debemos el impulso inicial de este enfoque, especialmente en la sociedad francesa. El hecho de trabajar durante mucho tiempo con enfermos aquejados de cáncer – especialmente con la ayuda del método Simonton, que permite reforzar el sistema inmunitario mediante visualizaciones positivas – hizo que empezara a descubrir en sus biografías extraños fenómenos de repetición, que hablaban de un fenómeno de identificación con personas queridas desaparecidas. Fue así como esta terapeuta inventó el método del "genosociograma" – una especie de árbol genealógico muy especial que priorizaba hechos extraordinarios y/o sobrecogedores y acontecimientos que podían causar una conmoción en bien o en mal, enfermedades, nacimientos, accidentes, casamientos, etc., poniendo de relieve, mediante un juego de gráficos, los lazos afectivos mayores. De esta manera, elaboró el concepto de "síndrome de aniversario"…
La psicogenalogía comprende numerosas teorías y escuelas de pensamiento. Pero es, sin duda, a la Dra. Anne Ancelin-Schützenberger a quien debemos el impulso inicial de este enfoque, especialmente en la sociedad francesa. El hecho de trabajar durante mucho tiempo con enfermos aquejados de cáncer – especialmente con la ayuda del método Simonton, que permite reforzar el sistema inmunitario mediante visualizaciones positivas – hizo que empezara a descubrir en sus biografías extraños fenómenos de repetición, que hablaban de un fenómeno de identificación con personas queridas desaparecidas. Fue así como esta terapeuta inventó el método del "genosociograma" – una especie de árbol genealógico muy especial que priorizaba hechos extraordinarios y/o sobrecogedores y acontecimientos que podían causar una conmoción en bien o en mal, enfermedades, nacimientos, accidentes, casamientos, etc., poniendo de relieve, mediante un juego de gráficos, los lazos afectivos mayores. De esta manera, elaboró el concepto de "síndrome de aniversario"…
"Somos menos libres de lo que creemos, dice Anne Ancelin, pero tenemos la posibilidad de conquistar nuestra libertad y de salir del destino repetitivo de nuestra historia si comprendemos los complejos vínculos que se han tejido en nuestra familia".
¿Su método? La «Terapia transgeneracional psicogenealógica contextual», cuya misión primera es estrechar el cerco de nuestras «lealtades invisibles» que nos obligan a «pagar las deudas» por nuestros ancestros, lo queramos o no, lo sepamos o no. Como escribe en ¡Ay mis ancestros!: "La vida de cada uno de nosotros es una novela. Vosotros, yo, vivimos prisioneros de una invisible tela de araña de la que también somos uno de los directores. Si enseñáramos a nuestro tercer oído, a nuestro tercer ojo, a comprender mejor, a oír, a ver estas repeticiones y estas coincidencias, la existencia de cada uno de nosotros sería más clara, más sensible a lo que somos, a lo que deberíamos ser. ¿Podemos escapar de esos hilos invisibles, de esas «triangulaciones», de esas repeticiones?
Nouvelles Clés: usted es psicoanalista, pero cuando recibe a un paciente, se interesa muy poco en su historia individual: le pide que le dé informaciones sobre la vida de sus ancestros. Le hace que escriba fechas. ¿Cómo ha llegado a transformar así el desarrollo de la cura?
Anne Ancelin Schützenberger: en los años setenta, iba a analizar a domicilio a una joven sueca de treinta y cinco años que estaba desahuciada por el cáncer. Los médicos acababan de amputarle una parte del pie y se preparaban, impotentes, a amputar todavía más. Ya que yo era psicoanalista, pedí a esta mujer que dejara libre su mente y me contara todo lo que pasaba por su cabeza. Como ya sabe, este ejercicio habría podido desarrollarse durante diez años. Había el retrato de una mujer joven en la pared del salón. Mi paciente me dijo que se trataba de su madre, muerta de cáncer a la edad de treinta y cinco años. Y bueno, no sé por qué, ese día, esta doble coincidencia de edad y enfermedad me dejó estupefacta. De pronto tuve la impresión de que esta mujer se había programado para caer enferma a la misma edad en que su madre había muerto de cáncer.
N. C.: ¿Qué le impedía pensar en la enfermedad como una simple casualidad?, ¿o más bien como una transmisión genética?
A. A.-S.: Esa es la dificultad que se plantea para todo lo que incumbe al inconsciente, invocar como una causa el azar. En cuanto a la genética, difícilmente podía hacer coincidir las fechas hasta ese punto. Sobre todo porque esta historia me recordó inmediatamente otra... Me acordé de que un día mi hija me había dicho: "¿Te das cuenta mamá?, eres la mayor de dos niños y el segundo está muerto; papá es el mayor de dos hijos y el segundo está muerto; yo soy la mayor de dos hijos y el segundo está muerto". Esto había sido una primera conmoción. Esta vez, me dije que iba a verificar con otros pacientes lo que intuía respecto a esta mujer. Les pedí a todos que dibujaran su árbol genealógico y, si era posible, indicaran bajo el nombre de los ancestros los momentos más importantes de la historia familiar. Tuberculosis del abuelo, matrimonio de la madre, accidente de coche del padre. También les pedí que pusieran la edad y la fecha en las que se habían producido tales acontecimientos. Los árboles genealógicos me revelaron repeticiones asombrosas: una familia en la que las mujeres, leucémicas, morían durante tres generaciones en el mes de mayo; una sucesión de cinco generaciones en la que las mujeres se volvían bulímicas a la edad de trece años; una genealogía en la que los hombres eran víctimas de un accidente de coche el día de la primera vuelta a clase de su primer hijo.
Estará de acuerdo en que sería demasiada osadía ver la acción de la casualidad en las familias en las que se encuentran, en cada generación, las mismas fechas de nacimiento, el mismo número de matrimonios en los hombres y siempre a la misma edad... En cuanto a la herencia genética, ¿cree que un accidente de coche pueda transmitirse a través del ADN?
N. C.: ¿Cómo pueden explicarse tales repeticiones? ¿Por qué repetimos cosas vividas por nuestros padres o por nuestros ancestros?
A. A.-S.: Repetir los mismos hechos, fechas o edades que han conformado el drama familiar de nuestros ancestros es para nosotros una manera de honrarlos y de serles leales. Esta lealtad es la que empuja a un estudiante a suspender un examen, con el deseo inconsciente de no estar por encima de su padre socialmente, o a seguir siendo fabricante de instrumentos de música de padre a hijo o, para las mujeres de una misma línea genealógica, casarse a los dieciocho años para dar a luz a tres hijos y, si es posible, niñas...
A veces, esta lealtad sobrepasa los límites de lo verosímil: ¿conoce la historia de la muerte del actor Brandon Lee? Le mataron durante un rodaje porque, desafortunadamente, alguien había dejado olvidada una bala en un revólver que debía estar cargado con balas de fogueo. Ahora bien, justo veinte años antes de ese accidente, su padre, el famoso Bruce Lee, había muerto en pleno rodaje, de una hemorragia cerebral, durante una escena en la que debía interpretar el papel de un personaje muerto accidentalmente por un revólver que debería haber estado cargado con balas de fogueo…
Estamos literalmente impulsados por una poderosa e inconsciente fidelidad a nuestra historia familiar y tenemos una gran dificultad para inventar algo nuevo en la vida! En algunas familias, vemos que se repite el síndrome de aniversario – en forma de enfermedades, muertes, abortos naturales o accidentes – en tres, cuatro, cinco o a veces ocho generaciones. Pero hay una razón más intrincada por la cual repetimos enfermedades, así como accidentes de nuestros ancestros. Si tomamos cualquier árbol genealógico, vemos que está repleto de muertes violentas y adulterios, de anécdotas secretas, de bastardos y de alcohólicos. Estas son cosas que se ocultan, heridas secretas que no se quieren mostrar.
Ahora bien, ¿qué ocurre cuando, por vergüenza o por conveniencia, no hablamos del incesto, de una muerte sospechosa, de los fallos del abuelo? El silencio que se haga sobre un tío alcohólico, creará una zona de sombra en la memoria de un hijo de la familia, quien para colmar ese vacío y rellenar las lagunas, repetirá en su cuerpo o en su existencia el drama que se le intenta ocultar. En una palabra, será alcohólico como su tío.
N. C.: ¿Pero esta repetición supone que ese chico sepa algo de esta vergüenza familiar y que haya oído algo sobre su desgraciado tío... verdad?
A.A.-S.: ¡Por supuesto que no! La vergüenza no necesita evocarse en absoluto para pasar la barrera de las generaciones y venir a perturbar un eslabón débil de la familia. Voy a darle un ejemplo de una niña de cuatro años que, en sus pesadillas, se ve perseguida por un monstruo. Se despierta por la noche tosiendo y, cada año, por la misma fecha, su tos degenera en una crisis asmática.
Es el 26 de Abril, me dice la madre. Yo conozco las fechas de la historia de Francia (muchos traumatismos ancestrales encuentran su origen en las persecuciones o en los campos de batalla). El 26 de Abril de 1.915, las tropas alemanas lanzaron por primera vez gas tóxico sobre las líneas francesas. Después, miles de "peludos" (militares franceses de la primera guerra mundial, ya que no podían afeitarse) perecieron asfixiados. El hermano del abuelo era uno de esos soldados. Le pido a la niña que dibuje el monstruo que ve en sus pesadillas. Ella dibuja con un lápiz lo que llama ¡"unas gafas de submarinismo con una trompa de elefante"! ¡Era una máscara de gas de la guerra de 1914-1918! Sin embargo nunca había visto una máscara de gas y nunca le habían dicho nada sobre la asfixia del abuelo. Pues bien, a pesar de todos esos obstáculos, la información pudo pasar. ¿Cómo? Quizá por el hecho de querer evitarlo. El recuerdo del muerto mal enterrado creó en la madre una zona de sombra en la que se ocultó el dolor. Hipótesis: a lo largo de su vida, habrá habido lagunas en la forma de hablar de esta mujer; cada vez que haya encontrado la ocasión de pensar en la brutal muerte de su abuelo (una foto familiar, una imagen de guerra en la televisión), habrá manifestado una conmoción que, sin duda, se habrá expresado primero en la mirada, en la voz o en las actitudes más que en el contenido de las palabras que habría podido quizá intercambiar. Habrá evitado ver cualquier película de guerra... Habrá hablado mal de Bélgica... Habrá tenido miedo del gas...
N. C.: O sea, que esos soslayamientos pueden transmitir una información "de manera indirecta". ¡¿Pero pueden alcanzar tal grado de precisión que lleguen a grabar la imagen fotográfica de una máscara de gas en las pesadillas de la niña?!
A. A.-S.: Yo no pienso que sea eso lo que ha pasado entre esta madre y su hija. Más bien creo que lo que tiene lugar aquí es una comunicación de inconsciente a inconsciente.
N. C.: ¿Quiere decir que las imágenes, o los secretos de familia, pasan de una generación a otra por telepatía? A. A.-S.: No. Por la unidad dual madre-niño. Creo que durante su desarrollo en el útero, el niño sueña como sueña su madre y que todas las imágenes del inconsciente maternal y del co-inconsciente familiar pueden impresionar de esta manera la memoria del niño que va a nacer. Esta hipótesis todavía no ha dado lugar a ninguna exploración científica seria. ¡Sin embargo, nos va en ello la salud!
N. C.: La fidelidad a nuestros ancestros nos gobernaría... Nuestro inconsciente nos impulsaría a honrarla y, para ello, utilizaría medios sorprendentes: provocar un cáncer, enviarnos bajo las ruedas de un coche. ¿Se podría explicar esto en términos médicos?
A. A.-S.: En realidad, esta forma de maldición viene de un mecanismo que la medicina conoce cada vez mejor. Toda muerte o idea de muerte provoca en el hombre una depresión. Perder su propia casa o su empleo supone también un duelo. Al entrar en la tristeza del duelo se disminuye la inmunología. Muchas personas piensan de una forma totalmente inconsciente que van a morir a una edad concreta: "Mi madre murió a los treinta y cinco años y yo no sobrepasaré esa edad", se dice la mujer. A la edad prevista, cae en una depresión que debilita su sistema inmunitario hasta el punto de dar lugar a un cáncer. Es el mismo mecanismo para el accidente de coche: cuando llega la fecha aniversario de un traumatismo olvidado en la familia, alguien puede empezar a arriesgarse de manera insensata y el accidente, evidentemente, se produce. El inconsciente se encarga de todo eso, como si fuera un reloj invisible.
N. C.: ¿Puede evitarse? ¿Se puede salir de la repetición para nacer libremente a la propia historia?
A. A.-S: Para curarse de la repetición, primero hay que ser consciente de ella. Recuerde la joven sueca. Cuando la ayudé a darse cuenta de que si sucumbía a su cáncer, no habría ya nadie para poner flores en la tumba de su madre, se operó un cambio radical en su enfermedad. Dejó de tener síntomas, volvió a gozar de más energía y a coger peso, recuperó su trabajo y una vida normal. Si el origen del mal está cerca de la consciencia, visualizar el árbol genealógico y darse cuenta de la repetición, pueden liberar al enfermo del peso de las lealtades familiares inconscientes.
Personalmente, únicamente haciendo que alguien dibuje su árbol genealógico, llego a poner al día en seis horas lo que podía hacer antes en diez años cuando una persona estaba en el diván! Obtengo un diagnóstico casi inmediato. Pero ello no exime del trabajo necesario con los sueños y las asociaciones de pensamientos que forman parte de la cura analítica. Y a veces también sucede que el secreto está tan escondido que la toma de conciencia no da nada. Entonces hay que recurrir al psicodrama. Porque éste ayuda a revivir la emoción de lo que se ocultó y a borrar la tensión que ha podido nacer entre lo que se nos oculta y lo que, de todas maneras, hemos presentido. Hablar, llorar, gritar, golpear, previenen la conversión de la enfermedad psíquica en síntoma somático. Por ello se necesita ponerlo en escena, representarlo. Durante una consulta, puedo invitar a un hombre a tocar la trompeta en un episodio sangriento de la batalla de Sedan, de pie en la alfombra, al lado del diván. Hago que interprete la muerte del bisabuelo en el campo de batalla.
N. C.: El siglo XX ha sido el siglo de las hecatombes. Por primera vez en nuestra historia, millones de hombres han sido enterrados – a menudo sin sepultura – lejos de su tierra natal y lejos de sus ancestros. ¿Se podría hablar aquí de un enorme malestar transgeneracional en nuestra civilización?
A. A.-S.: Cuando se sabe que un muerto mal enterrado impide que se pueda realizar debidamente el duelo en la familia, es fácil imaginar que una hecatombe pueda generar un inmenso malestar en nuestra civilización, en efecto. Y no cuento los hijos de los judíos deportados a los campos de concentración que sufren crisis asmáticas, eczemas y violentas jaquecas en las fechas aniversario de la deportación.
Creo que un trabajo terapéutico puede hacerse también a escala de los pueblos y naciones. Cuando un ancestro ha sufrido, es fundamental para la descendencia que su dolor sea reconocido. Fue muy importante para los Armenios ver reconocido recientemente su genocidio por la comunidad internacional, incluso cincuenta años después. Había que matar al fantasma. Y le apuesto a que millones de armenios se han apaciguado en lo más profundo de su ser.
Dicho esto, no se necesitan circunstancias tan dramáticas para que el síndrome de repetición deteriore la existencia. Por ejemplo, entre las muchas personas que han venido a mi consulta porque estaban aquejados de trastornos psicosomáticos inexplicables, hay algunos de ellos que tienen pesadillas repetitivas que hacen que suspendan sistemáticamente sus exámenes y tiren por tierra su vida profesional. Pienso en un joven con el que descubrí que desde finales del siglo XIX, catorce de sus primos habían suspendido el bachillerato. Cercamos el origen de este trastorno y finalmente comprobamos que el bisabuelo de este chico había sido expulsado de su casa la víspera del bachillerato porque se había acostado con la criada y ésta se había quedado embarazada. Pues bien, el biznieto llevaba todavía el peso de esta "falta original" cuidadosamente escondida por toda la familia.
N. C.: ¿Cómo explicar la admiración actual por la terapia transgeneracional?
A. A.-S.: Estamos viviendo un periodo de transformación radical de nuestro entorno y de nuestra manera de pensar, de nuestro ámbito de vida y de su contexto. Como dice Alvin Toffler, es un estrés colectivo, una especie de conmoción futura, que muchas personas viven de manera angustiosa. ¡Actualmente desconocemos tantos datos – entre ellos la supervivencia de nuestra cultura, es decir, la de nuestro planeta! En este caos general, muchos terapeutas se encuentran confrontados a casos difíciles que las teorías clásicas no explican o explican mal. Permitir un enraizamiento de la persona en su propia historia forma parte de las soluciones.
N. C.: En su enfoque transgeneracional, hace referencia a menudo al psicoanalista húngaro Ivan Boszormenyi-Nagy. ¿Qué ha puesto él de relieve? A. A.-S.: En su práctica, hacía hablar a los clientes sobre su vida. Según él, el objetivo de la intervención terapéutica era restituir una ética de las relaciones transgeneracionales. Su concepto de «lealtad» ha clarificado mucho mi trabajo. De la lealtad de los miembros de un grupo depende la unidad de éste. Esta lealtad incluye tanto los pensamientos como las motivaciones y actos de cada uno de los miembros de ese grupo. De aquí sale otro concepto: el de la justicia familiar. Una justicia mal hecha desemboca en mala fe, en explotación de los miembros de la familia entre ellos, o en enfermedad o accidentes repetitivos. Mientras que de otra forma, hay afecto, consideraciones recíprocas y las cuentas familiares pueden estar al día. Podemos hablar literalmente de un "balance de cuentas" familiares y de un gran "libro de cuentas" de la familia, en el que se verifica si tenemos crédito o débito. Si se arrastran deudas, obligaciones o impagados de generación en generación, podemos encontrarnos con toda clase de problemas…
N. C.: ¿Puede darnos un ejemplo de deuda en las cuentas familiares?
A. A.-S.: La deuda más importante de la lealtad familiar es la de cada hijo hacia sus padres por el amor, afecto, fatiga y consideraciones que ha recibido desde su nacimiento hasta el momento en que se hace adulto. La manera de pagar esta deuda es transgeneracional, es decir que lo que hemos recibido de nuestros padres, se lo damos a nuestros hijos, etc. Pero sucede que hay distorsiones malsanas entre los méritos y las deudas. Tomemos un ejemplo clásico: en determinado número de familias, la hija mayor sustenta el papel de madre de los demás niños y a veces de su propia madre que, en ese caso, se hace ayudar, cuidar y apoyar por su hija. Es lo que se llama parentificación. Un niño que tiene que convertirse en padre siendo muy joven, lleva un desequilibrio relacional significativo.
En realidad, es difícil comprender los lazos transgeneracionales, el libro de los méritos y las deudas, porque no hay nada claro. Cada familia tiene su manera de definir la lealtad familiar. Pero el estudio transgeneracional puede aportar otro punto de vista decisivo.
N. C.: En su trabajo hay un enfoque antropológico en el que usted insiste sobre la importancia vital de las "reglas familiares"…
A. A.-S.: Citemos algunas reglas que encontramos a menudo. Existen familias para cuidadores/cuidados: algunos miembros cuidan a otros que están enfermos. También familias en las que la regla es hacer cualquier cosa para que el hijo estudie – el mayor no será el mayor de los hijos sino el primer hijo. Hay familias en las que se fabrica así un hijo mayor para que se encargue de los negocios familiares. En otras familias, varias generaciones cohabitan sistemáticamente bajo el mismo techo... Cuando se mira un genosociograma, es importante ver bien qué reglas están en vigor y quien las elabora. Puede ser un abuelo, una abuela, un tío… Cuando comenzamos a percibir bien esas reglas, podemos intentar ayudar a que la familia alcance un mejor funcionamiento en la relación y a que cada uno de sus miembros tenga un mayor equilibro entre deudas y méritos. No siempre es fácil comprender todo cuando se descifra a una familia…
N. C.: Ud. también se ha interesado en el fracaso escolar que según usted sería a menudo de orden transgeneracional.
A. A.-S.: Mi enfoque es a la vez contextual, psicoanalítico, transgeneracional y etológico. Cada una de esas ciencias es importante y sus aportaciones son complementarias. En el caso del fracaso escolar, hay que añadir el aspecto socioeconómico de estas lealtades familiares brillantemente analizadas por Vincent de Gauléjac, que me ha abierto bien los ojos.
Él demuestra hasta qué punto es difícil para un buen hijo o para una buena hija sobrepasar el nivel de estudios de su padre; por ejemplo, se pondrá enfermo la víspera del examen o tendrá un accidente cuando va al lugar donde se realiza tal examen. Al hacer esto, responde inconscientemente al mensaje doblemente apremiante de su padre (o de su madre): "Haz como yo, pero sobre todo no hagas como yo!" O bien: "Haré cualquier cosa por ti y quiero que triunfes... pero me da un miedo terrible que me sobrepases y nos dejes". Ahora bien, esos mensajes y actos fallidos datan, la mayoría de las veces, de generaciones precedentes. Ahí también estamos gobernados por la fidelidad a los ancestros aunque sea inconsciente o invisible.
N. C.: Nuestro destino individual puede estar guiado por la historia de las generaciones anteriores. Lo cual significa que un acontecimiento vivido por un ancestro cincuenta o cien años antes puede orientar las elecciones de vida, determinar las vocaciones, desencadenar una enfermedad e incluso provocar la caída accidental de un biznieto por la escalera. ¿Qué queda entonces del libre albedrío?
A. A.-S.: Todo. Porque se nos ha dado la elección de liberarnos de la repetición para nacer a nuestra propia historia.
Fuente: Revista Nouvelles Clés, 1999
Círculo de Constelaciones Familiares de Chile
Contribución de los enfoques transgeneracionales, sistémicos y fenomenológicos al desarrollo de la salud individual y colectiva Marie-Thérèse BAL-CRAQUIN Conferencia presentada el domingo 7 de junio del 2009 dentro del marco del IV Congreso Internacional del Secretariado Internacional De Enfermeras y Enfermeros. Desde hace unos treinta años se ha constatado que un cierto número de reacciones, de enfermedades físicas y psíquicas y de comportamientos pueden ser heredados de nuestros ancestros. Entre esas reacciones, se encuentran los problemas de salud que conciernen al campo de experiencia específico de la Enfermera1 . Los dos principales métodos que permiten trabajar sobre los legados transgeneracionales son la psicogenealogía2 y las constelaciones3 . Yo voy a hablar brevemente de la psicogenealogía la cual es mucho más conocida4 que el enfoque llamado “Constelaciones“. Este término poético quiere resaltar que cada forma de vida dentro del universo tiene un lugar único, ¡de la misma forma que las estrellas5 1 BAL-CRAQUIN, Marie-Thérèse "¿Cómo y por qué iniciar una misión educativa?" Conferencia del 3 de julio del 2003 a los alumnos Enfermero(a)s de Bar-Le-Duc". Disponible en: !... Ahora bien, si en el cosmos, una estrella ya no estuviese en su lugar, eso constituiría un “desastre”, des-astro(*), eso es lo que la palabra quiere decir. Cuando una “forma de vida”, como lo son los seres humanos, desde el embrión hasta el anciano, no se encuentra en su lugar dentro de un sistema, familia o grupo humano, eso constituye un “desastre”. En términos sabios esta forma de intervención sobre los
sistemas6 llamada “constelaciones” se denomina: “Aproximación fenomenológica y sistémica de reposicionamiento familiar y de empresa” 7 . El objetivo de ambos métodos es liberar a las personas y a los sistemas de los vínculos que los enajenan, para permitirles construir nexos que los liberen, respetando al mismo tiempo su ecosistema. Mientras que la psicogenealogía hace referencia esencialmente al raciocinio, a la investigación de los hechos, a los aspectos cognitivos de la persona; el enfoque de las constelaciones se abre a los territorios desconocidos del inconsciente humano8 , individual y colectivo. Es un método muy antiguo: en los primeros pueblos, cuando una persona tenía problemas de vínculos, de ausencia de proyectos o de relaciones perturbadas con los demás, los ancianos reunían a un grupo de voluntarios, formaban un círculo, el “campo que sabe”, y, en el interior de este espacio, representaban los elementos del problema, ya sea que fuesen humanos o simbólicos. Después se dejaba a los “representantes” que expresaran las sensaciones que afloraban y se constataba que en una primera instancia, los desplazamientos y las sensaciones de los representantes expresaban el o los problemas, y que en segundo término, la solución se originaba en forma natural. El proceso generaba la sanación. Lo mismo ocurre actualmente.Existen tres grandes corrientes de consteladores, aquellos que pertenecen a la escuela sistémica12, aquellos que pertenecen a la escuela fenomenológica13 y los que se inspiran de las dos escuelas. Yo pertenezco más bien, a estos últimos. Las constelaciones no se centran únicamente en los problemas del pasado, este sería uno de los últimos objetivos. Las constelaciones tienen como objetivo esencial, aliviar los sistemas familiares, comunitarios o empresariales, de las “alienaciones”, de las rupturas de vínculos, o de la construcción de nexos disfuncionales14. Si nuestras vivencias pueden tornarse difíciles hasta llegar a la enfermedad a causa de problemáticas actuales o transgeneracionales, ¿qué es lo que puede enfermar a un sistema y por supuesto, a una persona dentro del sistema? 1. Las exclusiones 2. Las maldiciones 3. Los desequilibrios en los intercambios 4. Las situaciones complejas, confusas 5. El no respeto de las leyes de la vida 6. Los desórdenes 7. Las perturbaciones en el sistema de vínculos 8. Los paradigmas (modos de pensar) desastrosos 1. Las exclusiones. Una de las reglas constatadas cuando se analizan las genealogías, es que todo aquello que es excluido (idioma, país, religión, ideología, dones artísticos o intelectuales, personas, niños, etc.) es llamado a ser re-incluido dos o tres generaciones más tarde. Esta es entre otras, la problemática de los secretos15. Existen muchas posibilidades de exclusión dentro de las problemáticas de duelo, las problemáticas derivadas de actos inconfesables, los incestos, los nacimientos ilegítimos, los adulterios, los suicidios, los asesinatos, las condenas por parte de la justicia, las enfermedades mentales, ciertas enfermedades como la tuberculosis, el alcoholismo, etc. Todo aquello que no fue relacionado a través de un reconocimiento, de una palabra, un nombramiento, corre el riesgo de continuar errando dentro del sistema familiar o de la empresa, bajo la forma de un “fantasma”16, una “perturbación amorfa”.La forma de sanar las exclusiones es reintegrando todo lo que fue excluido, al menos bajo una forma simbólica. 2. Las maldiciones. “Mal-decir” de sí mismo o de alguien conduce, más o menos dentro de un breve plazo, a manifestar en su propio cuerpo los “mal-dichos”17, dentro del cuerpo de quien los dijo o del de uno de sus descendientes. Uno maldice a alguien diciéndole o haciéndole sentir: “es tu culpa que yo me haya casado con tu padre”, “si no hubieras nacido, yo hubiese tenido éxito en mi carrera”, “si tu padre se fue, es por causa tuya”, “tú eres como tu tío, tú terminarás en el asilo”, “además, en primer lugar, tú no eres un hijo deseado”, o bien otra versión: “es un accidente”, refiriéndose a un hijo (la concepción de un hijo nunca es un accidente, es un misterio: la vida eligió a esos padres para que se hayan convertido en los padres de ese hijo); o cuando se trata de un accidente en el cual un niño fallece, que se le diga al que sobrevivió: “hubiera preferido que seas tú el que se muriese”… y toda otra forma de maldiciones. Se encuentran muchas maldiciones dentro de las problemáticas de vínculos y de separación, al respecto es suficiente ¡evocar los divorcios! Una forma sutil de maldición consiste en decir al hijo tantas cosas malas de su padre, o de su madre, que la parte de él que proviene del padre o de la madre “maldecido” forzosamente es vivida como un mal absoluto. Estas formas de maldiciones matan18 y una gran parte del trabajo de las constelaciones consiste en pasar de las maldiciones a las bendiciones: “ben-dición”, “bien-decir”, decir el bien. Así como lo propone Luc BIGÉ19: pasar del MAL al deseo del ALMA, puesto que estamos en un Congreso francófono, ¡aprovechemos para complacernos con las palabras! La manera de sanar las maldiciones es pasar de las maldiciones a las bendiciones20… y aún así es necesario haber podido expresar el resentimiento de la pérdida para poder lograrlo. 3. El desequilibrio en los intercambios es una de las causas de dificultades dentro de los sistemas familiares y de empresas. Ejemplos: hacer trabajar a las personas sin pagarles o explotándolas, hacer fortuna mediante el tráfico de esclavos21, aprovecharse de unos . O bien dentro de una familia, uno de los hijos se sacrifica para educar a los otros; o cuando se trata de una herencia, uno de los hijos es privilegiado en detrimento de los otros (es el heredero el que corre el mayor riesgo). A
uno se le honra y al otro se le deshonra. Dentro de una pareja, uno trabaja, el otro no y lo que él o ella realiza en la casa, no es reconocido como válido. En una pareja, uno tiene muchos títulos universitarios y el otro no tiene ninguno. Un macro-desequilibrio en los intercambios se crea también a través del desequilibrio de bienes del hemisferio norte del planeta en relación al hemisferio sur y uno ve los dramas que esto genera. La forma de sanar los desequilibrios en los intercambios es restableciendo el equilibrio, lo cual con frecuencia es delicado porque las “reparaciones” que se deben efectuar son difíciles cuando hubo despojos importantes. No hay más que constatar los problemas que surgen cuando se trata de herencias o del repartimiento de bienes. Sin embargo es el precio a pagar para que el sistema familiar sea liberado de las deudas23 que pesan enormemente sobre las generaciones venideras. Lo mismo sucede cuando se trata de macro-economía. 4. Las situaciones complejas, confusas. Con frecuencia son el resultado de problemas preexistentes. Una confusión es la situación en la cual se encuentra una persona cuando es identificada con otra persona: un ancestro, un hijo fallecido, un verdugo, una víctima, un desaparecido, un accidentado, un causante de accidente, un héroe, un enfermo mental, un gemelo fallecido, etc. Como puede verse, una situación confusa puede tener como origen la desaparición no reconocida de alguien, por lo tanto el duelo es imposible. En este caso, la persona confundida se conduce de manera extraña hacia ella misma y hacia los demás, como si ella se encargara de vivir lo que la otra persona vivió, de representar lo que impuso su maldición, su exclusión, su deshonra, o su no-reconocimiento. Esto puede crear lo que se llama personalidades múltiples. Uno puede encontrar este tipo de confusiones detrás de patologías mentales graves tales como la esquizofrenia (confusión con uno o dos asesinos), las maniacodepresiones (confusión entre una o varias víctimas y uno o varios verdugos), las melancolías (confusión con un gemelo fallecido24, incluso con un embrión muerto). El trabajo de las constelaciones es uno de los poco comunes que permite trabajar sobre estas situaciones. La manera de sanar las confusiones consiste en re-encontrar a la persona con la cual se tiene esta confusión y regresarle aquello que uno creyó deber cargar en su lugar… por amor, pero que no nos corresponde. 5. El no respeto de las leyes de la vida. Para que la vida pueda desarrollarse, un cierto número de leyes son necesarias. Son las leyes de la física, de la biología, etc. Son también, de igual manera, las leyes éticas, morales. Nosotros no conocemos todas esas leyes, pero el patrimonio cultural que nos dejaron nuestros ancestros, nos permite ponernos en contacto con ellas. La base de las leyes de la vida, además de las leyes de la física, de la biología, etc., es: “No hagas a los demás, lo que no quieras que los demás te hagan a ti”. Cuando una de esas leyes no es respetada, uno no es castigado25, uno sufre las consecuencias de ese no-respeto. Ejemplo: si alguien se lanza del octavo piso de una torre, esa persona muere. Ese individuo no es castigado, él sufre las consecuencias del no-respeto de una de esas leyes de la vida: la fuerza de gravedad. ¡Por supuesto pueden existir razones por las que no se respetaron esas leyes! Si alguien mata a otra persona, en un accidente de auto, incluso si su responsabilidad no está en tela de juicio, esa persona no es castigada, pero sufre las consecuencias de ese acto. Y esas consecuencias son que a partir de ese momento existe un nexo de destino entre su familia y la familia de la persona a la que mató. Ya sea que esa persona haya matado voluntariamente o no, parece ser que se expone a sí misma y a los suyos a consecuencias que caerán sobre varias generaciones. El trabajo transgeneracional no es propiamente dicho un trabajo de ordenamiento moral, sino que es un enfoque que permite asumir tanto como sea posible, las consecuencias de sus actos para no tener que padecer uno mismo o sus descendientes26: los hijos, los nietos, los bisnietos, etc. En unos instantes voy a precisar cómo uno hereda de sus ancestros. La manera de sanar el no-respeto de las leyes de la vida es reconociendo sus consecuencias y asumiéndolas, incluso repararlas, para evitar que ellas se conviertan en maldiciones dentro de la descendencia. 6. Los desórdenes. Los sistemas familiares y de empresas tienen un cierto órden. De esta forma, los hijos mayores vienen antes que los hijos menores. El hombre se coloca a la derecha de la mujer y los hijos a la izquierda de ésta… Los desórdenes aparecen cuando una persona no está en su lugar. Por ejemplo, los padres que se divorciaron, la hija mayor se cree obligada a tomar el lugar de su padre en consideración a su madre. Esto es uno de los origenes de la homosexualidad femenina y es una posición desesperada desde el punto de vista de la sexualidad. Otro ejemplo: cierta adolescente sufre de anorexia bulimia, hasta el día en que sus padres constelan un aborto directamente relacionado a su lugar dentro de la hermandad. Otro ejemplo: una primera pareja que decidió abortar, la mujer rehace una pareja con otro cónyuge con el cual ella tiene tres hijos, el “tercero” cree inconscientemente que deber tomar el lugar del primer pequeño fallecido, su hermano mayor al cual está ligado por el hecho de ocupar el cuarto lugar por el lado de su madre. El juega con lo gótico, se automutila, casi siempre es víctima de los otros y pocas veces su verdugo, a menos que se identifique a quienes “mataron” a su mediohermano mayor: el primer marido de su madre y esta misma. En este caso, él seconvierte en un destructor, es violento, incluso asesino. Las constelaciones permiten salir de esos callejones sin salida que pueden ser tan graves, que pueden conducir a esas personas “desplazadas” al hospital psiquiátrico, a la prisión, o a errar en la calle sin tener un domicio. La reconstitución del sistema y su representación permiten restaurar el orden y calmar las tensiones, incluso sanar las patologías provocadas por los desórdenes. 7. Las perturbaciones en el sistema de vínculos27. Digamos, para resumir, que: “Los vínculos son la necesidad vital en la cual se encuentran todos los seres vivos para crear una proximidad con otro ser”. Esta proximidad es primero que nada física, después, en el ser humano, ella se convierte en simbólica. El sistema de vínculos comporta cuatro grandes etapas fundamentales: el contacto, el mantenimiento del nexo, la diferenciación y el duelo. Si hay rupturas muy importantes en alguna de estas etapas, un trauma en la persona puede conducirla a problemáticas individuales y transgeneracionales que conciernen a las constelaciones. Ejemplo: una mujer nunca se recuperó de la pérdida de su marido durante la guerra de 1914-1918. Cuatro generaciones más tarde, su bisnieta no consigue fundar un hogar. Cada vez que ella tiene éxito en iniciar una relación, ella abandona al hombre, como si ella lo reenviase a un algún otro lugar. Su constelación mostró que ella busca un marido para su antepasada y no para ella. Otro ejemplo: un hombre se sintió aventado debajo de un tren por alguien que pretendía matarlo. Los demás viajeros lo atraparon justo a tiempo y en realidad nadie lo había aventado. Este hombre perdió a su gemelo28 en el tercer mes de embarazo de su madre. El no pudo diferenciarse del niño muerto y como consecuencia, él no tenía tampoco los medios de hablar respecto a sus emociones y de atravesar por el duelo, además, él nació dentro del duelo que su madre vivía respecto al otro hijo; lo cual perturbó el contacto con ella. El niño fallecido se constituyó en un fantasma amenazador. Constelarlo permitió darle un nombre al pequeño fallecido, inscribirlo dentro de su linaje, bendecirlo dentro de la cultura de sus ancestros y el síndrome que amenazaba al gemelo que subrevivió, desapareció. Este caso nos fue confiado por el psiquiatra. Las constelaciones permiten enlazar a la persona presente con el hecho traumático para que ella se libere.8. Los paradigmas desastrosos. Son formas de pensar que solamente pueden conducir a lo peor. Para dar un ejemplo caricaturesco, la persona que se dice: “¡Puesto que mi pasado fue terrible, mi presente tan solo puede ser malo y mi porvenir todavía peor!”, podría tal vez instalarse como experta en el arte de la desgracia29 y dificilmente podrá aceptar su vida como llena de felicidad30. Lo mismo sucede con las personas que creen que el mal que alguien les ha hecho, determina su estado de angustia o de estrés. No es el mal que a usted le han hecho lo que determina su desgracia, sino lo que usted hace con eso.31 Las formas de pensar que generan desgracia, deben re-trabajarse delicadamente con las personas que las creen como una verdad, esas personas no hacen esto deliberadamente. Ahora se plantea la pregunta: ¿Cómo "se hereda" de los ancestros? La primera constatación es que uno hereda de sus ancestros saltando una generación. Sus hijos heredan más de sus abuelos que de ustedes mimos como padres. La experiencia muestra que cuando los abuelos vivieron traumas sin poderlos "digerir" (diríamos "elaborar"), los padres "psicologisan" el trauma y los hijos lo somatisan bajo la forma de trastornos más o menos graves y más o menos accesibles a los tratamientos, de los cuales forma parte la psicoterapia32. Esto no es ineluctable y cada generación tiene que asumir su trabajo de desarrollo y sobre todo de transformación33. Algunos ejemplos: no es raro ver a un niño llevar la cólera de sus abuelos, incluso de sus bisabuelos, es decir, los padres de sus abuelos, lo cual puede traducirse en problemas hepáticos34 29 WATZLAWICK, Paul "Faites vous-même votre malheur". ("Haga usted mismo su desgracia"). Éditions du Seuil, Collection Seuil Humour, France, 1990, 119 pages. , alergias inexplicables, incluso una diabetes (conflicto entre dos abuelas). Las esclerosis en placas pueden corresponder a una "lucha a muerte" dentro del linaje de los hombres. ¡Algunas anorexias coinciden con masacres que pueden remontarse incluso hasta la Revolución de 1789! Las esterilidades con frecuencia son reacciones de alto a la vida proveniente de un riesgo de muerte35. Ya se mencionaron las maniaco-depresiones y las esquizofrenias. De igual forma, uno hereda de sus ancestros en función de su posición dentro de la hermandad, para esto, se considera que todas las concepciones (abortos espontáneos, abortos inducidos, fracaso de fecundaciones in vitro, embarazos extrauterinos) cuentan al momento de asignarles su lugar. Por eso es absurdo organizar “hoyos” dentro de la hermandad, ¡como sería el caso de las madres portadoras! Lo son también los casos de ciertas decisiones tan graves como son las reducciones de placenta. 1 2 3 4 5 6 7 8 9 El primer hijo(a) se inscribe dentro del linaje del padre. La pérdida del primer hijo(a) es una herida “más grave” para el padre que para la madre, en la medida en que es una herida dentro del linaje de éste. Simbólicamente el primer hijo(a) representa los cimientos de la casa. El (ella) se interesa más en los abuelos que en los padres. El (la) segundo(a) hijo(a) se inscribe dentro del linaje de la madre. La pérdida de un(a) segundo(a) es una herida “más grave” para la madre que para el padre, en la medida en que es una herida dentro del linaje de ésta. El (la) segundo(a) hijo(a) representa simbólicamente los muros de la casa y se interesa en los padres (es un niño del interior, el primer hijo es un niño de las profundidades). El (la) segundo(a) con frecuencia sufre más cuando se divorcian los padres en relación al resto de los hijos. El (la) tercer(a) hijo(a) es el niño del cambio. Es necesario que él (ella) haga las cosas “de manera diferente”. El (ella) representa el techo de la casa, lo que es finalizado, la protección, y también la renovación. El (ella) se interesa en la hermandad. La pérdida de un(a) tercero(a), señala una imposibilidad dentro de los cambios útiles a la vida, es un sufrimiento “más importante” para los hermanos y las hermanas. El (la) cuarto(a) hijo(a) se localiza dentro del linaje del primero, por lo tanto corresponde al del padre. El (la) quinto(a) hijo(a) se encuentra dentro del linaje del segundo, por lo tanto corresponde al de la madre.El (la) sexto(a) hijo(a) se localiza dentro del linaje del tercero, por lo tanto es un niño del cambio, etc. Este esquema debe ser considerado únicamente como un mapa de lectura que muestra posibilidades y no representa un método para encasillar a las personas. El permite comprender un cierto número de reacciones para así poder avanzar más rápido en la identificación de las herencias transgeneracionales. Una tercera constante transgeneracional que es importante considerar: uno se casa con un(a) cónyuge de quien la familia es un reflejo de la propia familia del otro(a)36; es una especie de efecto espejo, esto con la esperanza de liberar al sistema. Cuando se leen todos estos ejemplos, uno puede preguntarse sobre qué se fundan las que podrían pasar como afirmaciones y que son solamente hipótesis de trabajo validadas por los resultados. Esencialmente los resultados. Es cuando se constatan éstos que uno deduce que se trataba sin duda, de tal o cual problema dentro del linaje, ya que representar la situación permite a las personas y al sistema sanarse y sentirse mejor, liberados de lo que los obstruía. La investigación continúa con el fin de determinar mejor los procesos y sus efectos. En conclusión, a pesar de que no se debe para nada limitarse a los enfoques psicológicos37 en materia de salud y sobretodo de enfermedades, el trabajo de las constelaciones ofrece, al menos, una oportunidad de salir de los escenarios de fracaso, una oportunidad de nacer a la vida. De igual forma ofrece una oportunidad de evitar a los hijos llevar los problemas de los abuelos y a los nietos les evita llevar los problemas de los padres.
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