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lunes, 18 de abril de 2016

Mi trabajo como Consteladora, la Familia, El Amor


 Amo mi trabajo como consteladora familiar, y sanadora, adoro realizar esta labor por su efectividad y por la forma de curación en  el proceso de sanación del sistema, reestableciendo  vinculos y permitiéndonos mirar desde la verdad, fui formada en 4 Academias de Constelaciones Familiares con diferentes Maestros y Maestras, cada autor tiene su experiencia, he estudiado, apasionadamente,para  ser una excelente 
profesional, requiere empatia, corazón, dedicación,  entrega, apertura, conexíón
con algo mucho más grande la gran alma. Esa apertura, la intuición desarrollada para conectar
con el alma familiar del paciente y ver  mucho más allá de lo que no se ve pero que esta.  


… En los últimos años, el psicoterapeuta alemán Bert Hellinger, ha venido desarrollando una terapia que se ha diseminado por todo el mundo incluyendo Venezuela y que, aplicada individual o grupalmente, ayuda a restablecer los “órdenes del amor” que persiguen garantizar que en nuestras vidas existan las condiciones necesarias para que éste fluya con toda su fuerza, aceptando que somos parte de un complejo sistema que es la familia. Descubre cómo las constelaciones familiares pueden ayudar a sanar tu vida
La familia es como una orquesta. Cada miembro tiene su silla (su lugar) y su instrumento (su destino). Y cada uno de nosotros tiene un puesto asegurado en esa orquesta, así sea tocando los platillos o siendo el concertino.

Como toda orquesta, tiene sus características particulares. El repertorio de algunas es de clásicos: otras, deciden modernizar sus piezas. Es parecido a los temas de cada familia: para algunos es el dinero, para otros la violencia, para otros las mujeres que se quedan solas o los hombres que se van. Ese es su repertorio.

A veces faltan personas en la orquesta. Y no por ello, ésta deja de tocar o presentarse una noche. Es lo que en Constelaciones conocemos como los excluidos, personas que por alguna razón u otra, parecen quedar “fuera” de la familia, sin derecho a pertenecer (por ejemplo los ladrones, las prostitutas, los asesinos, los adictos, los discapacitados, los que hicieron algún mal, entre otros)
Así como en la música, la familia sigue su curso, sigue tocando, sigue dando vida, sólo que con un detalle importante: hay algunas sillas vacías que ocupaban esos músicos que fueron excluidos, y quedan algunos instrumentos sin tocar. Y parece que “algo” falta en la historia.



Entonces, como puede pasar en una orquesta, algún músico se sienta en la silla del que no está. Y comienza a tocar su instrumento (que no es el propio o el que le tocaba a él o a ella), es el de otra persona, la silla es de alguien más. La cosa se puede complicar aún más si este músico sustituto trata de tocar su propio instrumento y el otro. Eso, desde el punto de vista familiar, se da cuando decimos que una persona “toma el destino” de otra en su historia y comienza a repetir la historia. Y es cuando vemos que en un grupo filiar, las mujeres se enferman de los pulmones, o los hombres mueren del corazón, o a las mujeres les cuesta salir embarazadas o tienen hijos a muy temprana edad. Cualquiera que sea el destino repetido, podríamos decir que es una lealtad ciega a quien vino antes, a quien ocupaba esa silla y por alguna razón ya no está allí.

¿Y cuál es la solución?

Y es allí, cuando constelamos. ¿Cómo?
Lo primero es armar la historia de esa orquesta a la que pertenece la persona. Reconocer las repeticiones, contar a los excluidos y ubicar hechos importantes que hayan marcado el devenir de ese grupo.


Lo segundo, es armar la orquesta. Colocar a cada músico es su lugar con su silla y su instrumento. Esto quiere decir, incluir a los excluidos y honrarlos, toquen lo que toquen y como lo hayan hecho. Respetar su silla y su partitura.

Y, por último, que el paciente o cliente tome su propio lugar, el que le corresponde, el que es para él o para ella. Y que se haga cargo de su silla, su partitura y su instrumento. Y que suene lo mejor que pueda. Con la música que el alma familiar le susurra al oído y la que su propia alma decide plasmar en el pentagrama de la vida.
Al escuchar la frase “Constelaciones Familiares” tal vez se le pueda relacionar con los ancestros, con estrellas o el espacio sideral. .
La Real Academia Española define una constelación como un “conjunto de estrellas que, mediante trazos imaginarios sobre la aparente superficie celeste, forman un dibujo que evoca determinada figura
En base a esta  la familia es una gran orquesta en la que cada uno de sus integrantes ocupa un lugar específico y toca un determinado instrumento, siempre con el afán implícito de hacer que las piezas interpretadas suenen lo mejor posible. Cada uno ocupa un lugar dentro del gran sistema, generación tras generación, y muchas veces desconociendo incluso a los antecesores. Cuando una de estos “músicos” se ausenta, por una causa u otra, sea por una partida intempestiva, por muertes violentas, por un aborto o por otros motivos que suelen ser trágicos, integrantes de generaciones futuras vuelcan su mirada al lugar que quedó vacío con intenciones de llenarlo.
Es allí donde se comienzan a interpretar papeles o “partituras” que no corresponden. Es como hacer la tarea del compañero sin prestar suficiente atención a la propia. En otras palabras, se comienzan a cumplir roles que no corresponden y es allí donde las cosas comienzan a enturbiarse.
“Los problemas comienzan cuando sin darme cuenta trato de tocar varios instrumentos al mismo tiempo o toco otro que no me corresponde”, Tal vez por eso a veces puedes sentir que te pasan cosas inexplicables, que las experiencias que a veces tienes no te corresponden, o que no sabes cuál “fuerza suprema” puede intervenir para que sucedan ciertos acontecimientos.
Lo cierto es que dentro del sistema, la energía fluye y se transmite de una generación a otra. Cada persona se mantiene unida mediante lazos invisibles a sus padres, y estos a su vez, a los suyos, y así sucesivamente. Es por esto que cuando uno de los padres falta, por el motivo que sea, no se encuentre física o emocionalmente, alguno de los hijos trata de ocupar por ejemplo, el lugar vacío, desempeñando así un rol que no le corresponde y produciendo un embrollo sistémico que se reflejará en toda su vida, en frustraciones y equivocaciones recurrentes que terminan provocando una ansiedad, en ocasiones difícil de manejar. 
Josefina Avila Psicoterapeuta Consteladora Familiar Certificada, pedir cita al 04147018618, correo josefinaavilam@gmail.com

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